El viaje del bebé prematuro y sus padres.

La preparación para la parentalidad comienza en la propia infancia de los padres, desde el periodo en que estos padres fueron bebés y vivieron sus primeras experiencias de ser cuidados por otro. Es por esto que el proceso de vinculación y apego entre los padres y sus bebés establece sus raíces mucho antes del embarazo.
Durante el periodo de embarazo las madres desarrollan dos procesos gestacionales paralelos. Por una parte están gestando un su vientre a su bebé, en el llamado proceso de “gestación biológica”; y por otra parte, están realizando un proceso muy importante, conocido como la “gestación mental”. Durante este periodo la madre “gesta mentalmente” no solo un bebé imaginario e idealizado, sino que también imagina el tipo de madre que ella desea ser e imagina las cualidades del padre que ella desea para su futuro bebé. La imaginación de la madre navega entre dos grupos de fantasías: un grupo corresponde a lo deseado, es decir, que su bebé nazca sano, que sea inteligente, que nazca a término, etc; y el otro grupo corresponde a lo temido, es decir, que su bebé tenga enfermedades, trastornos, que nazca prematuro, etc.
Cuando ocurre un nacimiento prematuro, la gestación del bebé imaginario (idealizado) se estrella con la realidad. Los padres que llevaban meses, y en algunos casos años, esperando con tanto amor a este bebé, serán separados de su recién nacido, y pasaran días, semanas o meses, en los que la familia sufrirá un gran impacto físico y emocional. Esta familia esperará ansiosa el momento de la alta médica, para luego poder retomar en sus hogares el proceso de vinculación natural.
Sabemos que los padres sufren un fuerte impacto en su salud mental durante el periodo de hospitalización de su bebé, que la sensibilidad materna (y paterna) puede ser afectada y que los procesos de co-regulación de la interacción pueden verse alterados. Pero ¿qué sabemos del sufrimiento de este bebé prematuro?. Al momento del parto, este bebé es sacado del cálido ambiente intrauterino y hospitalizado por días, semanas o meses, en un ambiente con una estimulación para la cual no está preparado, y todo esto durante un periodo crítico de desarrollo. Este bebé será impactado por la sobre estimulación ambiental, por el dolor de su propio cuerpo inmaduro, por la dificultad para satisfacer su necesidad de cercanía y contacto corporal, y por la percepción del sufrimiento emocional de sus padres.
Los bebés son seres sociales que nacen con habilidades innatas de interacción, y son perfectamente capaces de percibir el estrés, la angustia, y el sufrimiento parental. Frente a esta sobre estimulación “generalizada” los bebés pueden protegerse por medio de conductas defensivas (ej. retraimiento relacional) e intentar comunicarnos, a través de señales muy sutiles (más difíciles de detectar que las de un bebé a término) que la interacción con nosotros los está estresando en vez de aliviarlos o provocarles placer. Sabemos que los padres siempre van a querer lo mejor para sus hijos, y que los bebés prematuros necesitan de una interacción adecuada con sus padres, ya que esta constituye un factor protector y fundante de todo el desarrollo posterior. Es por esto que los padres necesitan de un espacio protegido que les permita modular estos sentimientos de estrés, culpa, rabia, impotencia, tristeza, etc., y de un acompañamiento profesional que los guíe para interactuar adecuadamente con sus bebés, al menos en un inicio.
Ahora ¿cómo podemos minimizar el sufrimiento emocional precoz de nuestro bebé prematuro e intentar evitar los efectos no deseados que esto provoca en los procesos de apego y crianza?. Para esto no hay una “receta mágica”, y el proceso requiere de un gran compromiso familiar y profesional de los equipos de las unidades de cuidados neonatales. No obstante hay ciertos consejos que se pueden seguir para apoyar el proceso:
Trabajar en la aceptación del bebé prematuro: la imagen del bebé prematuro suele ser muy distinta a como lo habían imaginado los padres. Los instrumentos médicos y los constantes procedimientos y manipulaciones pueden dar a los padres una sensación de fragilidad y vulnerabilidad muy angustiante. Pero no se dejen engañar, su bebé es competente, puede escucharlos y sentirlos, y necesita, por sobre todo, de su compañía, apoyo y amor incondicional.
Observe a su bebé: dese el tiempo de mirarlo, escucharlo y conocerlo. Todos los bebés tienen un temperamento distinto. Hay que aprovechar los breves periodos de atención que tienen los bebés prematuros para interactuar con ellos, siempre fijándose si la interacción les provoca placer o distrés. La interacción es una “danza” de a dos, este atento a las señales del prematuro.
Lactancia materna y contacto piel con piel: si tiene autorización del equipo médico, aproveche cada uno de estos espacios. La leche materna tiene propiedades analgésicas y el sonido de la voz de la madre, el olor de su piel y los latidos de su corazón son de los pocos registros con los que cuenta el bebé prematuro. Estos espacios pueden permitir una “diálogo” maravilloso entre la madre y el bebé, y en el caso del contacto piel con piel o apego canguro, el padre también puede disfrutar de esta experiencia. Eso sí, es importante que los padres evalúen en qué “estado” se encuentran. Si están muy tensos o estresados, es importante que se tomen un tiempo para relajarse antes de iniciar el contacto con su bebé.
Apoyo de red familiar: sabemos que para muchos padres es difícil mantenerse alejados de su bebé prematuro, pero es importante que busquen espacios de distracción en la red familiar y en los amigos cercanos. La prematurez es una carrera de largo aliento, y los bebés prematuros necesitan a sus padres en las mejores condiciones posibles.
Buscar apoyo de especialistas en salud mental perinatalidad: la psicología perinatal es una disciplina relativamente nueva, no obstante puede solicitar apoyo de los equipos interdisciplinarios de las unidades de cuidados neonatales. Ellos tienen mucha experiencia y pueden ser de gran utilidad. Si tiene la opción, solicite ayuda a especialistas en salud mental perinatal, para sostener de la mejor manera posible a su bebé prematuro y entregarle las bases para un adecuado desarrollo integral.
Jorge Bustamante Loyola (ps.jorgebustamante@gmail.com, contacto 99691389.)
Psicólogo Perinatal e Infantil, Universitat de Valencia
Mentor en Safe Attachment Family Education, Universidad de Munich.